[symple_divider style=»solid» margin_top=»5″ margin_bottom=»5″] Por Matías Castro
[dropcap]A[/dropcap]ntes de hacer la primera edición de Montevideo Comics, estábamos bastante seguros de que para encarar un proyecto de riesgo económico los requisitos eran los siguientes: nacer en Carrasco, tener padres con plata, contar muchos amigos de colegios privados dirigiendo empresas o agencias de publicidad. Por algún motivo con mi socio de aquel tiempo, Carlos Boquete nos tiramos al agua, sabiendo que no cumplíamos con ninguna de esas exigencias de nuestra imaginación. Tampoco contábamos con dinero del estado, así que supongo que tantos años de leer historietas nos habían distorsionado el raciocinio. Era el año 2002 y estábamos a punto de darnos de frente con la famosa crisis que se llevó puesto el ánimo del país entero.