[symple_divider style=»solid» margin_top=»5″ margin_bottom=»5″] Obra: Graciela Sacco, series Bocanada, 1993
Por Agustina Ramos
La equidad de género es un ideal que pareciera ser esquivo en todos los ámbitos, el mundo del arte y la cultura no son excepción. Existen aún varias grietas que viven las mujeres dentro y fuera de las instituciones. Trabajar desde el ámbito cultural supone un respeto de todxs lxs individuxs y de cuestionar lo establecido. Son las mujeres las protagonistas de situaciones de discriminación y marginación de espacios institucionales, por tanto es un pilar fundamental de la gestión cultural escuchar en primera persona sus experiencias y entender en profundidad sus problemáticas y necesidades.
Estas reflexiones nos llevan a difundir y visibilizar manifestaciones artísticas que cuestionan los parámetros establecidos y el lugar de la mujer en el arte.
El arte no se exhibe, el arte es exhibido. Cabe preguntarse entonces, ¿por quién es exhibido? y ¿qué se intenta transmitir? Toda obra tiene algo que decir, entonces ¿qué sucede con el mensaje que las obras de artistas femeninas contienen? ¿Qué rol tenemos como gestoras (dentro o fuera de la institución) ante estas manifestaciones?
“El problema es increíblemente complejo y tiene muchas capas, pero la única forma de abordarlo es comenzar una conversación”, señaló Emma Astner, de la galería Koppe Astner de Glasgow.
En este caso, hablamos de #Nosotrasproponemos un grupo de mujeres artistas, curadoras, investigadoras, escritoras, galeristas y trabajadoras del arte que se organizaron y pusieron en palabras lo que estaban viviendo.
Comparto aquí la introducción del manifiesto:
Ante la generalizada señal de alerta que circuló visibilizando las formas de acoso sexual que condicionan las relaciones de poder en el mundo del arte, nosotras, artistas, curadoras, investigadoras, escritoras, galeristas, trabajadoras del arte, elaboramos un compromiso de prácticas feministas. Este documento, al que invitamos a adherir, busca crear conciencia sobre las formas patriarcales que, como una membrana invisible, moldean el ejercicio del poder en el mundo del arte. La carta abierta “No nos sorprende” realizó un “llamado a las instituciones, mesas directivas y demás colegas, para que piensen bien cómo juegan, o pueden haber jugado, un papel en la perpetuación de diferentes niveles de inequidad sexual y abuso, y cómo van a manejar estos problemas en el futuro”. En este compromiso de prácticas feministas proponemos expandir la conciencia acerca de los comportamientos patriarcales y machistas que dominan el mundo del arte y que regulan nuestras formas de posicionarnos. Este compromiso se identifica, en primer lugar, con la histórica exclusión y desvalorización de las artistas mujeres, pero sus propuestas pueden ser asumidas por mujeres, varones o cualquier identidad no normativa. Se propone como una guía de prácticas personales e institucionales que invitamos a seguir. *
Como mujeres debemos comprender la desigualdad de género en el arte, no solo en el papel que cumple la mujer y en la conceptualización de este que ya sabemos es patriarcal sino en intervenir como voluntades en las decisiones tanto en las mínimas hasta las más relevantes ya que pueden llegar a perjudicar la vida profesional y personal de una artista.
El arte es un ámbito más donde las mujeres tenemos que tomar el espacio que nos corresponde, el tiempo es ahora. Es menester tomar consciencia de este espacio de lucha y acompañar la propuesta del colectivo «nosotras proponemos».
Agradezco el apoyo de colegas que participaron y alentaron a este propósito 🙂
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8 de Marzo – Si paramos las Mujeres, paramos el mundo
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Agustina Ramos es uruguaya, vive en Buenos Aires, tiene 28 años, técnica en gestión del arte y la cultura, música, feminista y ninja cultural. Realizadora de producciones musicales y sonoras para cine,danza y teatro. Trabaja hace 5 años en la UCAR (ente autónomo que depende del Ministerio de Agroindustria) en el equipo técnico colaborando con áreas de comunicación en género y derechos de las mujeres rurales.