Gastón Fernández Arricar
La cultura entendida, de cierto modo, como un proceso de desarrollo intelectual y artístico, permite que una infinidad de estímulos circundantes socialicen a los individuos, conectándolos con su propia esencia, abocándolos al descubrimiento y la búsqueda del conocimiento como herramientas para el desarrollo personal y el emponderamiento. Los móviles culturales resultan obsoletos si no conducen al entendimiento a través de la adquisición, aprehensión y promoción de modelos y valores que nos permitan razonarlos, evaluarlos, asimilarlos o bien, depurarlos.
En nuestra sociedad, en ocasiones sacudida por la impertinencia de la soberbia, el egoísmo y la desidia, acuna la simpleza y a la vez, la grandeza de quienes impulsan sus propias vocaciones y gestiones con los escasos pero enérgicos instrumentos que su contexto y naturaleza les da.
Los que trabajamos en cultura, de una forma u otra, en distintos territorios, generando diversos emprendimientos, sabemos que la razón que nos mueve tiene que ver con una expresión intrínseca y sanguínea. Y en ese espejo nos vemos y nos reflejamos, y anotamos en la lista las cosas que tenemos pendientes, para hacer de la cultura una prioridad y no una eterna cuenta aplazada.
Atravesamos una metamorfosis social histórica y la cultura nos dirige hacia lugares imprescindibles, convirtiendo a cada ser humano en agente modificador de su propia realidad. Las formas en que se consume cultura han variado, extendiendo su red de contenidos, adaptándose a las nuevas plataformas y estructuras de comunicación, pero sin perder la conexión con nuestra sensibilidad. Acomodarnos a esa nueva realidad es un desafío que nos involucra a todos, advirtiendo las fortalezas y las oportunidades que tenemos para enfrentarnos a ese futuro con una mayor convicción, administrando nuestros recursos y creación de productos de manera más eficiente e igualitaria.
La cultura es un espejo y un canal hacia el futuro. El espejo nos devuelve una imagen que somos capaces de moldear y adaptar. El canal hacia el futuro nos ratifica su valía como sustancia primordial para la sustentabilidad y el desarrollo de las comunidades.
El futuro está ahí. La interconectividad es ineludible. La forma en que actuamos, aprendemos y desenvolvemos nuestras habilidades, también.
La cultura es un espejo, sí. Todo depende de lo que vemos y de lo que podemos hacer para construirnos y reconvertirnos. Mucho más que un reflejo.
Y sobre ese futuro, esto sucederá aquí cerca, cruzando el charco.
- Fecha de nacimiento: 30/10/1977
- Guionista, redactor y escritor.
- Docente de teatro.
- Técnico en Turismo egresado de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
- Estudios anexos en literatura.
- Experiencia laboral en el ámbito del arte, la cultura y la comunicación como escritor, docente, crítico, gestor, productor y asesor.