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Por Eleonora Sucharczuk
Arts Runner desembarca en Montevideo con el evento «Trasatlántico» que contará con tres obras de las Islas Baleares españolas, además de charlas y talleres. Se desarrollará del 22 al 24 de agosto en el Centro Cultural de España en Montevideo y el Instituto Nacional de Artes Escénicas. En esta #notaGCUY realizada por Eleonora Sucharczuk al fundador Raúl Santiago Algán, te contamos acerca de la Red que está detrás de la primera edición de este evento y su filosofía. Por otro lado, Algán, reflexiona sobre la importancia que tiene la cooperación internacional para la red, el trabajo colaborativo, el rol de la gestión cultural en la actualidad en el mundo del arte y en la economía.
En este link podrán encontrar la programación e información de las obras.
¿Cómo surge la idea de este emprendimiento?
Bueno, Arts Runner surge de una investigación de Tesis de Maestría, una Maestría en Administración de Organizaciones del Sector Cultural y Creativo, que se hace en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Surge por sobre todas las cosas de una necesidad muy personal, de intentar encontrar alguna forma de respuesta a la cuestión del diálogo, a la cuestión de las identidades culturales. Lo que yo intenté investigar es cómo las redes culturales ayudaban a que las obras de teatro giraran por otros territorios, y de esa manera personas que a lo mejor están a miles de kilómetros pudieran conocer esta obra que gira. Ahí nace Arts Runner.
Arts Runner lo que hace es ponerse en el medio dando recursos de gestión. Esto es un poco el resultado de mi investigación. Yo descubrí que las redes culturales daban ayuda económica pero que no había redes culturales que dijeran bueno, vas a girar por tal lugar, yo te hago la producción ejecutiva. Por eso, es muy importante para la red unir al ámbito público, ámbito privado y por sobre todo al ámbito académico. Porque creo que es la única manera que tenemos, es la única manera de afrontar la guerra. Hay un texto de Zygmunt Bauman que dice que la cultura es el antipirético del mundo, la cultura aparece cuando al mundo le aparece la fiebre y me parece que el diálogo es lo único que tenemos para afrontar, desde un punto de vista soft, si se quiere, la cuestión de la guerra.
¿Cómo fue dar el salto del ámbito académico al profesional?
Fue tremendamente arduo, la red empezó muy ligada a mi persona. El salto fue en el marco de Barcelona activa, una incubadora de proyectos que existe en Barcelona donde uno puede ir a tomar capacitación y armar su plan de negocios. Yo estaba en Barcelona y me inscribí en esta incubadora, en este Centro de formación de emprendedores. Ahí, empecé a trabajar en lo que en ese momento se llamó Corredor Europeo de Artes Escénicas. Mi idea era que estuviera de alguna manera hermanado con el Corredor Latinoamericano de Teatro. Cosa que después, por distintos motivos no prosperó.
Pero en ese momento, una persona muy importante para la Red, Martín Perramón, un gestor cultural de Vic (Lleida), me ayudó mucho haciéndome un seguimiento, una tutoría. La idea era que la red era online, un lugar de intercambio. Como si fuera un Linkedin de artes escénicas. El modelo de negocios empezó a hacer agua. Ahí, apareció nuevamente mi tesis con la cuestión del diálogo y la cooperación. Y empezamos a trabajar con lo que fue nuestra primera producción: Dolores, la pasionaria con Sara Ditera, la estrenamos el 18 de julio de 2016 en La Vilella, esa fue nuestra primera actividad de la Red. El salto fue arduo, hay que animarse a salir de la zona de confort.
¿Cómo definís el diferencial de Arts Runner?
En primer lugar, yo creo que Arts Runner se nutre de la pasión que ponen los jóvenes profesionales que integran la Red, por sobre todas las cosas el concepto de jóvenes profesionales como una síntesis de personas absolutamente comprometidas con su trabajo y al mismo tiempo con altos estándares éticos. ¿Qué significa altos estándares éticos? Que si nos comprometemos a hacer algo lo cumplimos, no lo dejamos por la mitad. No digo que otras redes no sean profesionales pero en las artes y particularmente en las artes escénicas todo es tan volátil que muchas veces tener un equipo de producción que se preocupe y se ocupe para que los proyectos de producción se materialicen es un factor diferencial. En este sentido, nosotros brindamos recursos de gestión a compañías en gira porque no hay otra Red que haga una cosa así. Con lo cual nos encontramos con un problema muy difícil que es la obtención de recursos económicos. Y ahí es un poco donde radica el diferencial de la Red.
Nosotros, como jóvenes profesionales nos ocupamos puntualmente de hacer que los proyectos sean sustentables, tanto los que tomamos en residencia, que son las producciones locales, como los de gira. En ese sentido, el valor diferencial está anclado en el compromiso, en el profesionalismo y en la ética; y en que siempre tomamos la cooperación cultural: proyectos culturales a largo plazo que buscan que las identidades culturales se acerquen, dialoguen. Esto me parece muy interesante, porque la Cooperación Cultural es una proclama que saca UNESCO en 1966 y como tal se manifiesta a través de diferentes protocolos, tratados, a través de una serie de instrumentos legales de las relaciones internacionales. Pero son pocos los emprendimientos culturales que recogen el guante de una proclama, que es absolutamente teórica, y la bajan a la práctica de esta manera.
También ahí radica algo que tiene a favor la Red: no toma proyectos aislados, no hace promoción cultural exterior sino que en todas sus producciones siempre busca que haya una manera de contar respecto de lo “otro”. Pero lo “otro” no como otra nacionalidad; por ejemplo, contamos la historia del Caribe, que es el “otro”, es el gordo, el discriminado, el bullying, esa otredad que se manifiesta no sólo en el pasaporte sino en todo.
[symple_divider style=»solid» margin_top=»5″ margin_bottom=»5″] Foto: Catálogo #ArtsPitcher
[symple_divider style=»solid» margin_top=»5″ margin_bottom=»5″] Foto: Catálogo #ArtsPitcher
¿Cuál es la estructura de la Red y cuál es la filosofía de trabajo?
La estructura de Arts Runner es una estructura horizontal. Está pensada para que exista un coordinador general que haga todos los trabajos de gestión, de planning, de administración y para que en cada ciudad cooperante, porque de alguna manera la cooperación la planteamos entre ciudades, exista un productor ejecutivo que sea el responsable, que sea el capilar de la Red. En este sentido, todas las decisiones trascendentales, los objetivos estratégicos, estas cosas las decidimos entre todos y eso es muy importante porque la filosofía de trabajo es colaborativa, es de cooperación.
Los productores ejecutivos que representan cada una de las ciudades son pares entre ellos y con el coordinador. Básicamente, el coordinador marca el rumbo pero como decíamos hace un rato, las decisiones empresariales, estratégicas se toman en conjunto. Nuestra filosofía de trabajo es ésta, y se alinea a los valores de la Red y me parece que el hecho de que sea colaborativa está acorde con nuestra filosofía, nuestra misión y visión. Así, cada ciudad que integra un nuevo productor ejecutivo, que esperamos próximamente tener la oportunidad de contar con más productores ejecutivos en más ciudades, bueno, cada persona que va ingresando a la red se va sumando a esta cultura institucional que tiene que ver con estos conceptos.
¿Cómo fue tu experiencia formando equipos? ¿Qué le recomendás a los que están en este proceso?
La experiencia armando equipos al principio fue frustrante porque la verdad es que tuve que aprender a ceder muchos espacios de decisión y de poder. Hoy, un año después de haber empezado las actividades, me encuentro con un equipo que muchas veces cuestiona, en el sentido positivo del término, mis decisiones. Un equipo que muchas veces sale a respaldar las decisiones que tomo. Y por sobre todas las cosas, entender que la unión hace a la fuerza, entender que no es una utopía, es una realidad, y me parece que en ese sentido mirando para atrás, es uno de los grandes capitales que tiene la Red. Poder decidir entre todos las cosas más importantes tiene que ver con hacer el duelo de la condición que uno muchas veces se pone de proveedor, y aceptar que la convivencia con el otro porque es la mirada del otro la que nos complementa siempre. Entonces, aunque la experiencia del armado de equipos fue muy gratificante al final, el proceso fue frustrante. Y si tuviera que recomendarle algo a alguien que esté en este proceso, yo le recomiendo que confíe en su instinto particularmente, pero por sobre todas las cosas en sus facultades.
Yo, por ejemplo, no me considero una persona creativa a nivel artístico, entonces me nutro de Lucas, que es mi productor ejecutivo en Buenos Aires, que es muy creativo. Muchas veces yo no soy perseverante y Eleonora es absolutamente perseverante en todo lo que se propone. Y muchas veces me pasa que no tengo la facultad de encarar a las instituciones o a las empresas y Nefeli lo hace por mí. Entonces, de la misma manera en que ellos confían en que el conocimiento específico que yo tengo en la materia los va a llevar a un lugar, yo confío en que estas actitudes, estas herramientas que ellos tienen nos van a llevar a un lugar y un poco nos llevamos entre todos. Me parece que la recomendación para formar equipos es tratar de subirse a esa dinámica.
¿Qué aprendieron de los errores?
Personalmente, lo que más aprendí de este proceso y de los errores que he cometido al ir armando la Red es que no hay que insistir. Sí hay que ser perseverante cuando uno tiene una idea en la cabeza, hay que mantenerla pero no hay que insistir cuando algo no funciona. Uno a veces insiste testarudamente con algo que no va a llegar a buen puerto. Nos ha pasado con la producción de Dolores, hemos insistido en un modelo de producción que no era el que Barcelona aceptaba, nos ha pasado de insistir con Convocatorias donde la identidad cultural de esa ciudad no lo toleraba. Porque claro, uno no deja de tener una mirada extranjerizante. Uno como latino ve Barcelona desde la óptica de un latino.
Por ejemplo, en Argentina el trabajo en teatro es en cooperativas, en Europa no existen las cooperativas, en Argentina los colectivos teatrales se arman y se ponen a trabajar a porcentaje de recaudación. En España, el colectivo teatral no se mueve si no tiene un honorario pago. Entonces, de los errores lo que hemos aprendido es la incomodidad, sentirse incómodo y sentirse cómodo en la incomodidad. Poder decir bueno, esta gente trabaja diferente, piensa diferente, siente diferente y no son ellos los que tienen que cambiar la manera de ser sino que soy yo el que tiene que cambiar para ser aceptado en esa comunidad. El gran aprendizaje que subyace en estos errores es la escucha activa, intentar entender al otro por cómo es el otro y no querer siempre imponer la mirada que tiene uno. Entender que el otro piensa diferente y está buenísimo que así sea.
¿Según tu opinión, cuáles son los desafíos de un emprendimiento cultural en América Latina?
Desde un punto de vista de sector pujante económicamente, los sectores culturales tenemos que entender que formamos parte de un engranaje dentro de un sistema capitalista, que puede ser cuestionado, aceptado, combativo pero que es innegable que ese sistema está ahí. Entonces, yo creo que los principales desafíos que tenemos son los de la subsistencia y la resistencia. Uno no gestiona cultura para sus pares, uno gestiona cultura para sus nietos. La pregunta que nos tenemos que hacer los gestores culturales es qué cultura les estamos dejando a nuestros nietos. Los emprendimientos culturales en América Latina son muy dependientes a nivel económico del Estado, donde el subsidio sigue siendo la gran fuente de financiamiento, donde tenemos que resistir a la opresión de la cultura impuesta y donde progresivamente nos vamos profesionalizando, eso es una luz al final del túnel. Y por sobre todas las cosas, cada vez aparecen más textos vinculados a pensar la gestión cultural. No hay que tenerle miedo, recuerdo hacer leído a Throsby para mi tesis quien decía, no tiene que ser la economía la que explique la cultura sino que la cultura tiene que generar un discurso propio para explicarse a sí misma. No hay que tenerle miedo a los indicadores económicos, ni a los balances, ni a los flujos, ni a los subsidios, no hay que tenerle miedo a eso porque eso hace al trabajo del gestor cultural.
El artista tiene que asumir que existe alguien que está pensando la gestión cultural por él. Entonces, la única manera que tienen los gestores culturales de instalarse es trabajando mancomunadamente y entendiendo que la economía de la cultura tiene un efecto multiplicador. Un teatro lleno, un cine lleno, una librería llena, es por añadidura, un restaurant lleno, un colectivo lleno, un subte lleno. Me parece que ese es nuestro gran desafío, entender nuestra vinculación con el resto de la sociedad y con la economía que nos rodea.
¿Cuál es la proyección de Arts Runner para los próximos años?
Arts Runner tiene justamente, por la dinámica de trabajo y el espacio donde intenta insertarse, objetivos a largo plazo. En ese sentido lo que intentamos hacer es establecer objetivos a 10 años que estén alineados con la misión y la visión y que serían nuestros objetivos estratégicos. Después, hay objetivos operativos que están más vinculados al corto plazo, dentro de cada uno de los programas y por sobre todas las cosas, dentro de cada una de las ciudades cooperantes. Yo creo que a largo plazo un objetivo vital de la red sería tener una actividad anual dentro del ámbito de Cataluña, de Buenos Aires y de Montevideo.
Entonces yo podría decir que el objetivo de la Red de acá a 10 años es tener una actividad continuada en estas 3 ciudades: en Barcelona, Montevideo y Buenos Aires.
Evento en Facebook con agenda Agosto Arts Runner en Montevideo y Buenos Aires: acá
Más información acá
Raúl Santiago Algán (El Catalgan) nació un 14 de mayo de 1985 en Rufino (Santa Fe). Cursó la Licenciatura en Gestión de Medios y Entretenimiento (UADE). Adicionalmente se formó con docentes como Natalia Pizzuto, Gustavo Schraier, Rubén Szchumacher y Paula Travnik. En 2012 comenzó la Maestría en Administración de Organizaciones del Sector Cultural y Creativo (UBA) recibiéndose en junio de 2015 con una tesis sobre Cooperación Cultural Internacional aplicada a las Artes Escénicas.
Laboralmente comenzó como asistente de programación del Teatro Margarita Xirgu y con posterioridad fue convocado por la Asociación Israelita Argentina Pro Arte IFT para trabajar como administrador del complejo teatral ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Concluido el ciclo comenzó a colaborar en la administración de Faroni Producciones, la empresa líder del circuito teatral empresarial de Argentina. Se desarrolló además como programador artístico del teatro El Cubo, una sala del circuito teatral alternativo con 248 localidades. En paralelo a esta experiencia trabajando para diferentes salas y productoras formó su propio emprendimiento: Didascalias Entretenimientos. En un principio se abocó a la coordinación de grupos de espectadores de teatro incluyendo luego la producción ejecutiva, la crítica y la difusión teatral.
Actualmente, está al frente de la Red Cultural Arts Runner que es la materialización de su Tesis de Maestría. Además, continúa su formación en el curso de Posgrado de Gestión Cultural y Comunicación de FLACSO.
Eleonora Sucharczuk nació un 6 de agosto de 1989 en Buenos Aires. Es profesora de francés y Magister en en 2012 Administración de Organizaciones del Sector Cultural y Creativo (universidad de Buenos Aires). Se graduó junio de 2015 con la nota máxima. En lo profesional, comenzó como docente, en 2013 se desempeñó como Coordinadora del Equipo de Arte de la Fundación Hillel, luego, realizó una práctica profesional en el Museo de Arte Popular José Hernández y en 2015 comenzó a desempeñarse como colaboradora en investigación para el Observatorio Cultural de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. En paralelo, está a cargo de la cátedra de “Buenas prácticas de la gestión cultural” en la Maestría en la que se formó. Actualmente, dirige la consultora TUSINA y es Productora Ejecutiva en Uruguay en la Red Cultural ARTS RUNNER.